28 junio 2009

Un inolvidable amor de bachillerato

Amor inolvidable
De "Chocolate Caliente para el Alma de los Adolescentes" por Diana L. Chapman

Cuando Mateo atravesaba los jardines del colegio, la mayoría de los estudiantes no podían sino observarlo.

Era alto y delgado; el retrato viviente James Dean, aunque más delgado. Llevaba el cabello peinado hacia atrás y sobre la frente. Cuando se enfrascaba en conversaciones intelectuales, sus cejas se arqueaban sobre los ojos. Era cariñoso, considerado y profundo. Jamás hería los sentimientos ajenos.

Yo le tenía miedo.

Me encontraba a punto de terminar con mi novio, quien era poco inteligente y el típico ejemplar con el cual uno se pelea y se vuelve a arreglar unas treinta veces por puro masoquismo, cuando Mateo se atravesó por mi camino, mientras caminaba por los del colegio. Se ofreció a llevarme los libros y me hizo reír nerviosamente una docena de veces. Me cayó bien; me cayó muy bien.

Su genial capacidad intelectual me asustaba. Pero al final entendí que estaba más asustada de mí misma que de Mateo.

Comenzamos a pasear juntos con mayor frecuencia.

Lo miraba se soslayo desde mi casillero atiborrado, y con mi corazón palpitando aceleradamente me preguntaba si algún día me besaría.

Llevábamos varias semanas viéndonos y todavía no había intentado besarme. En cambio, me tomaba de la mano, me abrazaba y me mandaba a clase con uno de sus libros. Al abrirlo encontraba un estilizado escrito, que me hablaba de amor y de pasión en términos que sobrepasaban la capacidad de entendimiento de mis diecisiete años.


Me enviaba libros, tarjetas y notas; se sentaba junto a mí en mi casa, mientras escuchábamos música durante horas. Su canción predilecta era Me has traído algo de felicidad en medio de mis lágrimas, cantada por Steve Wonder.

Un día, recibí en mi trabajo una nota que decía: “Te extraño cuando estoy triste. Te extraño en mi soledad.

Pero Sobre todo, te extraño cuando estoy feliz”.

Recuerdo que recorrí la calle principal de nuestro pueblo, mientras los vehículos pitaban y las cálidas luces de los almacenes le hacían guiño a los transeúntes para que entraran a guarecerse del frío, con un solo pensamiento revoloteando en mi cabeza: Mate me extraña, sobre todo cuando está feliz ¡Qué tipo tan extraño!

Me sentí terriblemente incómoda con un muchacho tan romántico junto a mí. En realidad era un hombre de diecisiete años que meditaba con sabiduría casa una de sus palabras, que escuchaba los puntos de vista de cada participante en un argumento, que leía poesía hasta bien entrada la noche y sopesaba cuidadosamente sus decisiones. Yo presentía que una profunda tristeza embargaba su alma, más no comprendía su alcance. Hoy pienso que su tristeza se debía a que su personalidad no encajaba dentro del esquema académico de nuestro colegio.

Mi relación con Mateo era totalmente diferente de la que tuve con mi novio anterior. Aquélla sólo había consistido en charlar sobre boberías y ver películas mientras comíamos crispetas de maíz. Es relación terminó por el mutuo deseo de iniciar otros noviazgos. A veces parecía como si la vida del colegio giraba alrededor del drama de nuestros continuos rompimientos, siempre muy intensos, y que servían para divertir a nuestras amistades. En resumen, una telenovela inacabable.

Cuando le comentaba estas cosas a Mateo, él se limitaba a pasar su brazo sobre mi hombro mientras me aseguraba a que esperaría que ordenara mis pensamientos. Acto seguido se dedicaba algún libro. Me regaló un ejemplar El Principito, que traía la siguiente frase subrayada: “ Sólo se ve bien con el corazón”.

Yo le respondía de la única forma que sabía: escribiéndole cartas y poesías de amor con una intensidad que jamás había sentido. Sin embargo, me parapetaba tras mis murallas para mantenerlo alejado, por siempre temía que descubriera que yo era una impostora, que no era tan inteligente ni profunda como yo lo percibía a él.

Yo añoraba retornar a los viejos hábitos de las charlas intranscendentes, el cine y las crispetas. Así todo era mucho más fácil. Recuerdo bien el día, mientras nos congelábamos, cuando le dije a Mateo que nuevamente entablar relaciones con mi novio anterior. “ Él me necesita más que tú”, le dije con mi vocecita de niña consentida. “ Es difícil deshacerse de los viejos hábitos”.

Se quedó mirándome con tristeza, más por mí que por el mismo. Mateo sabía, y así lo entendí yo también, que cometía un gran error.

Los años pasaron. Mateo emprendió camino a la Universidad antes que yo. Cuando regresaba a casa para las Navidades, me ponía en contacto con él e iba de visita a su casa.

Siempre le tuve un cariño a su familia. Me recibían con una calurosa y cariñosa bienvenida, y por eso de que Mateo había perdonado el error que cometí.

En una de esas ocasiones, Mateo me dijo: “ Eres una magnífica escritora. Siempre has escrito bien”.

“Estoy de acuerdo” dijo su madre, “escribías bellamente. Espero que nunca dejes de hacerlo”.

“Pero ¿qué sabe usted de mis escritos?”, le pregunté.

“Pues mira, Mateo siempre lo compartía conmigo” dijo. “Él y yo jamás dejamos de maravillarnos de la belleza de tus escritos”.

Pude observar que su padre también asentía con la cabeza. Me recosté en el respaldar de mi asiento y me sonrojé intensamente. ¿Qué había yo escrito en esas cartas?.

Hasta entonces jamás me había enterado de que Mateo admiraba mis escritos tanto como yo admiraba su inteligencia.

Con el pasar de los años perdimos contacto, la última noticia que escuché de él, por la boca de su padre, era que se había marchado a San Francisco con la intención de volverse cocinero. Yo entablé docenas de malas relaciones hasta que finalmente con un hombre maravilloso. A la sazón ya tenía la suficiente madurez como para manejar la inteligencia de mi marido, especialmente cuando me hacía caer en cuenta de que yo tenía la propia.

Mateo es el único novio que recuerdo con nostalgia.

Ante todo espero que sea feliz. Se lo merece. En muchos aspectos, fue el artífice de mi formación. Me ayudó a aceptar una faceta de mi personalidad que yo rehusaba ver entre los chismes, el cine y las crispetas. Me enseñó a percatarme de mi espíritu y de la escritora que tenía adentro.

Diana L. Chapman ha sido periodista por más de 11 años, trab jando para periódicos tales como el San Diego Unión, Los Angeles Newspapers, y Los Angeles Times. Se especializa en cuentos de interés humano. A Diana le diagnosticaron esclerosis múltiple en 1992 y actualmente está trabajando en un libro acerca de temas relacionados con la salud. Estuvo casada durante ocho años y tiene un hijo, Herbert "Ryan" Hart.

24 comentarios:

  1. lagu
    para mi esta historia se me hizo hermosa y triste a la vez.ya q al final nunca hubo algo
    entre los dos.solo x eso hare un manga basado en esta historia¡, ya veran.
    pero en esta si estaran juntos.
    grax por subir esta gran historia

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  2. hay q lindo la verdad encantador

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  3. esta bien bOnitO esperO y mucha gente lO lea pOrque yo asi tuve una relaciOn con un chaviO de 15 añOs perO el queria a Otra Osea yOsOla me hice dañO upss..
    nO lO hagan chavas, nO se enamOren de alguien que nO las quiere

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  4. EL RELATO ES MUY INTERESANTE, AL PUNTO QUE TE ATRAPA Y NO PUEDES DEJAR DE LEERLO PORQUE QUIERES SABER EL DESENLACE... PARECE QUE AL FINAL PERDIERON EL CONTACTO ENTRE ELLOS, QUE PENA.

    BIG.

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  5. Esta HiStOrIa Me PaRTeCiO sUpEr HoRrIbLe

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  6. me paresio
    muy interesante y
    a la vez muy bonita
    me hizo llorar...............
    es choro

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  7. adoro esta lectura es re linda y no m canso de leerla es mas del libro de donde sale de "chocolate caliente para el alma de los adolescetes" es un libro que nos ayuda a reflexionar y darle valor a todo lo que tenemos... le recomiendo muxo todo el libro es realmente muy pero muy bonitoo...:D:D:D

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  8. esta muy padre verdaderamente hermoso te hace reflexionar sobre qe todos tenemos cualidades solo ay qe descubrirlas

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  9. pz...chch qe pena la amiga qe puzO qe hOrrible..
    pz c nOta qe nO ntiiendz zObre amOr!!!
    hOrrible lO zeraz tu!!!


    !!!me enknta esta histOriia!!rmOza

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  10. Es como una historia romantica q todos de diferente manera encontramos si no es en secundaria "nuestro primer amor" asi sea el profesor, un chico (a), es el sentimiento de nuestra primera experiencia en el tema del amor. ya que ese tema tiene muchos caminos y de diversas formas. todo depende de como se viva cada experiencia. Me gusta!!!

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  11. mmm k lindo k no seguir narrando la historia o hacerla mas larga por k es muy interesanthe

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  12. me lla ga xq no hay informacion resumida

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  13. yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

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  14. ES MACNIFICO ES UNA REFLECCION K EL PRIMER AMOR DEL SECUNDARIA NUNK SE OLVIDA Y SIEMPRE LO VAMOS A RECORDAR CON UN SENTIMIENTO UNICO K NADIE LO REMPLASARIA

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  15. Alquien tiene alguna biografia de la escritora Diana L. Chapman???

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  16. biografia de la autora ???????????????

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  17. vdfgdf gresg dfg fdgdf sgtsghfjhjhdshgs gfgfsdsdsdsdaggv dfjgadadadad

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  18. rodos son cacas

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  19. pinches mamadas

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  20. ME ENCANTO ESTA PAGINA SOY ESTUDIANTE DE GUION Y ME AYUDO MUCHO LOS DIALOGO PORQUE SOY EXTRANJEIRA

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  21. COMENTAR COMO MARY FONSECA

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